21 de mayo de 2020
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En respuesta a los problemas económicos y de salud que están enfrentando las comunidades afro e indígenas la concejal del distrito, Ati Seygundiba ha radicado ante la Alcaldía una propuesta con enfoque diferencial para garantizar los derechos de estas comunidades.
Este martes se supo del contagio de covid-19 de indígenas Misak en Fontibón. En el resguardo se practicaron 35 muestras, de las cuales 28 resultaron positivas. Dos indígenas de este grupo están recuperándose en hospitales de la ciudad, mientras que otros 26 contagiados, entre ellos cuatro menores de edad, se encuentran aislados en casa. El resguardo denuncia que las condiciones de quienes están en casa no son adecuadas para la cuarentena, pues es imposible mantener distancia en lugares donde pueden vivir hasta 25 personas.
Frente a esta situación la concejal de Bogotá Ati Seygundiba, radicó una propuesta ante la Alcaldesa Claudia López para que se incluya un capítulo étnico dentro del Plan Distrital de Desarrollo. En la propuesta que fue publicada este martes se afirma que “si bien el Plan de Desarrollo Distrital menciona el enfoque diferencial, no es claro el objetivo ni la forma de llevar a cabo las políticas públicas con respecto a los pueblos indígenas”.
La propuesta no está enfocada solo a la población indígena. El documento también incluye a la comunidad afrodescendiente y gitana, de hecho varios líderes afro como Luis Ernesto Olave, Ana Palacios Cuesta y Francia Márquez, se han pronunciado en favor de la implementación del apartado. “Se requiere la inversión real en los pueblos afro e indígenas porque estas comunidades también han aportado en el desarrollo de Bogotá”, afirma Olave.
El capítulo se divide en seis puntos dentro de los que se encuentran: acciones normativas, en las cuales se habla de la necesidad de que el ordenamiento administrativo y la planeación de la ciudad tenga en cuenta los derechos constitucionales de los pueblos y comunidades étnicamente diferenciadas; también está la adecuación institucional: donde se pide que haya un articulación real con funcionarios del distrito que puedan responder y llevar a la práctica los acuerdos generados con las comunidades, así como la garantía del cumplimiento de sus derechos. Allí mismo se halla un punto de “respeto por el gobierno propio”, donde se pide que se garantice el respeto por las estructuras organizativas propias de los grupos étnicos “el diálogo social y político es una necesidad para que se garanticen los derechos a la autonomía dentro de la capital”, dice el documento.
El capítulo también habla del tema ambiental: “Los vínculos profundos que existen entre los pueblos étnicos y la madre naturaleza deben irradiar no solo la idea y el pensamiento, sino la acción”. La concejal considera que dentro de los programas que trabajen por el medio ambiente se deben reconocer los saberes propios de las comunidades étnicas que implican una visión diferente y un ejercicio de democracia.
La situación de vulnerabilidad de los indígenas en contexto de ciudad es el elefante en la habitación de la capital, su condición económica y social estaba en conocimiento de la ciudad pero no era un tema de discusión para los bogotanos hasta el inicio de la cuarentena.
No fue hasta cuando empezaron a ser desalojados que se supo que la mayoría vive en pagadiarios que cuestan entre 30 y 35 mil pesos la noche, en casas donde pueden llegar a caber hasta cinco familias. O que se dedican al trabajo informal por medio de la venta de artesanías o se emplean en trabajo doméstico y de construcción. “En el marco de la actual crisis se evidencia que estamos inmersos en las lógicas de un sistema que no privilegia la vida[...] El aporte vital que está nueva visión debe irradiar, es lo mínimo que esperamos de una administración alternativa que lidera una mujer, y que debe ser reflejo del profundo amor e intención real de cuidado. Si se propone un "Nuevo Pacto Social y Ambiental", no se puede hacer con los viejos esquemas” afirma la Concejal indígena Ati Quigua.
Según el Censo Nacional de Población y Vivienda CNPV del 2018, hay más de 19 mil indígenas en Bogotá, por lo que representan el 0.8 de la población. Viven en su mayoría en Bosa, Kennedy, Suba, Teusaquillo y Engativá.
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