30 de marzo 2022
Pese a ser el sector con mayor presupuesto, el 89 % se va solo en operación. ¿Qué hacer?
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Uno de los mayores logros del Gobierno en materia educativa durante este cuatrienio fue el de lograr que el sector no solo se convirtiera sino que se mantuviera como el de mayor participación en el Presupuesto General de la Nación.
Sin embargo, esto no ha resuelto los problemas de financiación en la educación del país. De hecho, a finales de 2021 EL TIEMPO publicó un informe del Observatorio de Gestión Educativa de la Fundación Empresarios de la Educación que mencionaba que el 89 por ciento de los 49,4 billones de pesos que recibió el sector en 2022 estaba destinado a gastos de funcionamiento y solo el 11 por ciento a inversión.
Dicho informe mostraba otros problemas de la manera en que hoy se financia a la educación, como el hecho de que la inversión en preescolar, básica y media ha disminuido. Lo anterior resulta preocupante porque se podría pensar que un aumento de recursos se debería repartir equitativamente, y además se habla de colegios y jardines infantiles, que atienden a más de 10 millones de niños, niñas y adolescentes (alrededor de 8 millones en el sector oficial).
Con todo esto en mente, y en plena campaña electoral, nuevamente la Fundación Empresarios por la Educación hace un llamado de atención sobre el tema, esta vez con la estructuración de una reformulación del esquema de financiación de la educación preescolar, básica y media.
Y es que además de los datos mencionados anteriormente, la fundación destaca que aunque en términos comparativos, el porcentaje del PIB que se invierte en educación en Colombia está en un nivel similar al promedio de otros países de la OCDE (4,9 vs 4,8 por ciento respectivamente), las cifras de inversión anual por estudiante son mucho más bajas.
Incluso, comparándolo con lo que invierten otros países de la región, como Chile (USD $6.356), Colombia se encuentra en un nivel muy inferior (USD $3.219) alcanzando cifras que solo llegan a la mitad del promedio. A nivel de la OCDE esta cifra es de USD $10.454.
Según la organización, esto impacta en el desempeño académico de los estudiantes colombianos, que en las pruebas Pisa de 2018 (las últimas aplicadas) estuvieron por debajo del promedio mundial.
A propósito, Andrea Escobar, directora de Empresarios por la Educación, asegura: “Como país y como sociedad nos enfrentamos al reto de tomar las decisiones correctas -especialmente en este momento en que buscamos superar los efectos de la pandemia- para promover mejores oportunidades para nuestros niños, niñas, jóvenes y adolescentes. Esto, nos lleva a preguntarnos cómo lograr que la inversión en educación sea más eficiente y garantice mejoras en el aprendizaje y la reducción de brechas educativas. En este contexto, desde Empresarios por la Educación queremos visibilizar recomendaciones de expertos para mejorar el sistema mediante el que se transfieren recursos a los territorios actualmente, para contribuir a la calidad de la educación en Colombia como premisa de una sociedad más equitativa”.
Estas recomendaciones tienen que ver con la forma en que se utilizan los recursos del Sistema General de Participaciones (SGP), que representan el 58 por ciento del presupuesto nacional para la educación (alrededor de 28,6 billones de pesos).
Las propuestas
Así, la fundación hace las siguientes propuestas para la financiación de la educación en tres ejes centrales: adecuación, eficiencia y equidad.
Adecuación En términos de adecuar el sistema para asegurar los recursos necesarios que requiere la educación en Colombia, es necesario un incremento de la inversión pública que se destina a este rubro, especialmente en términos de calidad educativa. ¿Cómo puede hacerse esto?: 1. Modificando el incremento que se hace en la asignación anual del Sistema General de Participaciones (SGP) en educación para que éste corresponda a un incremento real, es decir, la inflación más determinados puntos adicionales de crecimiento. 2. Estimulando paralelamente a los gobiernos locales para que destinen más recursos propios al sector educativo y se hagan corresponsables de la inversión en educación de sus territorios. Sobre este eje es fundamental separar los recursos que se destinan al mejoramiento de la calidad educativa de aquellos recursos enfocados meramente en la prestación del servicio, es decir pago de salarios de docentes y directivos docentes. De este modo, se garantiza que los montos se incrementen, también, en función de la eficiencia y la equidad. Eficiencia La eficiencia busca fortalecer la capacidad institucional de las Secretarías de Educación para que puedan hacer un mejor uso de los recursos educativos y obtener mejores resultados de aprendizaje. ¿De qué manera?: 1. Aumentando las medidas de rendición de cuentas con relación a la destinación de los recursos invertidos para ejercer una especie de veeduría sobre los fondos y minimizar su utilización indebida. 2. Eliminando progresivamente el componente de “complemento” en la bolsa de prestación del servicio, permitiendo al sistema transitar hacia una fórmula de asignación per cápita que optimice la distribución en las Secretarías de educación a través modelos predictivos e introduzca indicadores de desempeño como el mejoramiento de la calidad. 3. Premiando a aquellos territorios que establezcan prácticas en la gestión de educadores que se reflejen en una reasignación de recursos destinada al pago de la nómina y dirigidos a calidad. Equidad Finalmente, la propuesta de tener en cuenta la igualdad de oportunidades en términos de garantizar la equidad en el acceso a la educación se materializa en cuatro acciones o propuestas fundamentales: 1. Introducir un mecanismo de redistribución de los recursos propios destinados a educación o, alternativamente, transferir a través del SGP recursos adicionales a los territorios con menores ingresos fiscales. 2. Reestructurar el componente de calidad del SGP de tal forma que todas las transferencias se hagan directamente a los colegios, incorporando en la fórmula de distribución las diferentes condiciones socioeconómicas a nivel de los estudiantes y mejoramiento en el desempeño educativo.
3. Modificar la distribución de los docentes en los territorios del país para que aquellos con mayor experiencia y más altos desempeños enseñen en las zonas de peores condiciones socioeconómicas y baja calidad.
4. Entregar incentivos monetarios a los profesores en los colegios más desfavorecidos, sobre todo los ubicados en áreas rurales y zonas de conflicto.
“Todo lo anterior, estructura la propuesta de Empresarios por la Educación para modificar el esquema de financiación en la educación preescolar, básica y media en Colombia, con énfasis en el Sistema General de Participaciones. El cual aunque hasta el momento y en términos formales, cumple con algunos indicadores de asignación en comparación con otros países, no está generando resultados que se materialicen en mejor calidad, acceso y eficiencia de la educación en el país”, sostiene la organización.
Fuente:
https://www.eltiempo.com/vida/educacion/como-debe-ser-la-financiacion-de-la-educacion-la-propuesta-de-expertos-661931
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