Río Bogotá: ¿A qué le apuestan los alcaldes de la cuenca para recuperarlo?
- boletin028
- 9 oct 2020
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octubre 08 de 2020

La sentencia del Consejo de Estado de 2014 marcó un precedente ambiental para el país. El fallo histórico obligó a más de 72 entidades a trabajar articuladamente para recuperar el río Bogotá y desde ese momento comenzó una carrera contrarreloj para salvar el afluente más importante del centro del país.
Por supuesto todas las alcaldías municipales que hacen parte de su cuenca hidrográfica y también la capital tienen compromisos para liberar al río sagrado de los muiscas del yugo de los vertimientos, las basuras, los sedimentos y las grasas que hicieron que el río quedara en el imaginario de los colombianos como una cloaca.
Poco a poco el cambio de cara del río se ha venido dando y las partes comprometidas comienzan a crear sinergias para lograr ese resurgir. El proyecto Grupo Río Bogotá estudió los planes de desarrollo de los 47 municipios que hacen parte de la cuenca del río Bogotá incluyendo la capital y analizó sus estrategias ambientales, en particular, las que tienen énfasis en el afluente.
“Todos los municipios están comprometidos con la recuperación del río Bogotá si bien disponen de presupuestos y necesidades diferentes. En el estudio de los planes de desarrollo se analizaron 14 variantes o aspectos que destaca la sentencia del Consejo de Estado y se valoró el grado de cumplimiento”, dijo Yolanda Villabona, abogada y consultora de Grupo Río Bogotá para este informe.
Algunas de las variantes analizadas fueron:
Modificación y actualización de los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) según el Plan de Ordenación y Manejo de Cuenca Hidrográfica del Río Bogotá (Pomca)
Adopción de planes de manejo ambiental de microcuencas y fuentes hídricas
Elaboración, revisión o ajuste del Plan de Saneamiento y Manejo de Vertimientos
Programas de educación ambiental
El informe destaca el esfuerzo de todos los municipios por cumplir con los compromisos que le cambiarán la cara al río. Remarca que esta labor no puede ser vista por los mandatarios locales como una carga heredada y resalta que, a pesar de la crisis generada por la covid-19, todos, en mayor o menor medida, destinaron parte de sus presupuestos a las estrategias entorno al río Bogotá.
A continuación usted verá algunos municipios que en informe salieron mejor valorados en sus planes de desarrollo por su vocación ambiental y estrategias giran en torno al río, dando algunas luces de esperanza sobre nuevas formas de gobernanza.
La Calera le apuesta a la educación ambiental
La formulación del plan de desarrollo de La Calera planifica su POT en función de la sentencia del río Bogotá y de los lineamientos de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR). “Resalta por la adopción de planes de manejo ambiental que incluyen institutos de investigación o la academia para la gestión de riesgos, y programas de promoción de ahorro y uso eficiente de agua”. agregó Villabona.
Algunas de las apuestas en su plan de desarrollo plantean la adquisición de 20 hectáreas de predios de interés ambiental ubicados en ecosistemas estratégicos. El fortalecimiento de los Programas Ambientales de Educación Escolar (PRAES), en especial haciendo énfasis en el reconocimiento del tucán de la montaña como una especie emblemática del municipio. El desarrollo de tres estrategias para la adaptación y mitigación al cambio climático a través del fortalecimiento del vivero municipal, la ampliación del programa apícola y la preservación de servicios ecosistémicos. Además del cumplimiento de las 17 órdenes de la sentencia del río Bogotá y la actualización y aprobación del POT.
Zipaquirá irá por un mejor manejo de residuos
De Zipaquirá el informe de GRB destaca las metas que se plantean en su plan de desarrollo. Algunas de estas son: aumentar al 90 por ciento la remoción de aguas residuales urbanas captadas, incrementar a 803 toneladas al año la recolección de residuos orgánicos y materiales aprovechables, construir 11 acueductos veredales que cumplan con los lineamientos de la ley y realizar la puesta en marcha de la nueva Planta de Tratamiento de Aguas residuales Zipa II, entre otros.
“Además hay que visibilizar las propuestas de pagos por servicios ambientales y que se establecieron una meta concreta de aumentar 30 hectáreas de áreas ambientales por medio de este esquema y se plantean la eliminación de cuatro puntos de vertimiento de agua residual”, resaltó la consultora de GRB, al analizar el plan de desarrollo.
Guasca y su reto de aumentar el acueducto y el alcantarillado
El informe exalta del municipio de Guasca que en su plan de desarrollo se “evidencia el compromiso en la planificación, construcción y mejoramiento de las redes de acueducto y alcantarillado y el control de especies invasoras como el retamo espinoso”.
De hecho, en el plan de desarrollo de este municipio se propone aumentar en un 95 por ciento la cobertura de acueducto, en 55 por ciento la de alcantarillado y en un 92 por ciento la de servicios de aseo. Además, hay un compromiso en la formación de 20 líderes ambientales y en el desarrollo de planes, programas y proyectos que cumplan con los lineamientos establecidos desde el Pomca.
Bojacá, a cuidar la cuenca del río Bogotá así como las microcuencas abastecedoras
Como muchos municipios Bojacá le apuesta a mejorar la cobertura de alcantarillado, acueducto y aseo. Pero va un poco más allá y tiene propuestas que son únicas para el manejo de la cuenca del río Bogotá. En su plan de desarrollo proponen mantener 16 hectáreas de estructura ecológica ligada con la cuenca, realizar 36 talleres a 100 productores agropecuarios sobre buenas prácticas ambientales, adquirir 20 hectáreas de interés ambiental, un plan de protección de predios de fuentes abastecedoras, entre otros. “El plan de desarrollo de este municipio destaca por tener un apartado especial referente al manejo de la cuenca del río Bogotá. Además de hay que destacar la actualización e implementación del Plan de Saneamiento y Manejo de los Vertimientos”, afirmó Villabona.
Soacha quiere reverdecer su municipio
“El plan de Soacha menciona acciones concretas que buscan dar cumplimiento a las órdenes impuestas por el Consejo de Estado en la Sentencia del Río Bogotá, en especial, las que tienden a la actualización y revisión del catastro de zonas verdes y el POT”, resalta un aparte del informe.
De hecho, el municipio dentro de sus metas verdes tiene como objetivos reforestar mínimo 40 hectáreas en áreas rurales con especies protectoras, proteger y conservar 630 hectáreas de importancia estratégica, intervenir 10 humedales con acciones que permitan la identificación y el reconocimiento potencial como parque ecológicos de humedales, restaurar mínimo cinco humedales en su estructura ecológica principal, entre otros compromisos.
Facatativá busca mejorar la calidad del agua
En busca de crecer de forma ordenada y sostenible este municipio en su plan de desarrollo se fijó como objetivos: la construcción de una planta de tratamiento de agua potable, la posibilidad de aumentar el almacenamiento de agua potable, el fortalecimiento de los acueductos veredales, entre otros retos.
Yolanda Villabona gestora del informe sobre los planes de desarrollo de los municipios que están sobre la cuenca del río Bogotá comentó que: “Lo interesante de Facatativá es la meta que se ponen de identificar sitios de vertimientos no regulados en el municipio, la promoción de actividades para el ahorro de agua y uso eficiente y el desarrollo de alianzas con entidades públicas y privadas para desarrollar acciones que busquen la rehabilitación y protección de la biodiversidad”.
Anolaima quiere crecer de la mano con el ambiente
Dentro de las múltiples estrategias que Anolaima plantea para contribuir con la protección, conservación y preservación de la estructura ecológica del municipio destaca una que tiene al agua como su eje. Esta denominada como Cosechas de agua para la vida se plantea la adecuación de 50 hectáreas estratégicas en las que se harán labores de reforestación y cerramientos que contarán con la protección de guardabosques. Las áreas priorizadas son las del río Bogotá y Bahamón.
También planea la adquisición de 20 hectáreas para la protección de cuencas abastecedoras de los acueductos rurales y municipales. Así como el pago por servicios ambientales. “En Anolaima se valora la formulación de metas claras en cuanto a compatibilizar sus esquemas de desarrollo territorial con los determinantes ambientales de la CAR, en cuanto a definir la base ambiental y ecológica del municipio para determinar el potencial de la oferta natural y los elementos de la estructura ecológica y en garantizar el esquema de pago por servicios ambientales”, dice el informe.
Zipacón cree en la educación como un determinante del cambio
Como otros municipios Zipacón se plantea el pago por servicios ambientales en áreas de conservación, pero destaca su meta de capacitar a productores agropecuarios en buenas prácticas ambientales, así como la creación de un cuerpo especial de guardabosques voluntarios para la protección de áreas protegidas. Este municipio además se plantea la construcción de una PTAR, el fortalecimiento de dos viveros municipales para la recuperación de zonas estratégicas y fortalecer los programas ambientales escolares, entre otros.
San Antonio del Tequendama pone como objetivo fijo la PTAR
“Este municipio tiene metas claras en cuanto a las realización de acciones en pro del cuidado y mantenimiento de los diferentes afluentes y recursos hídricos. Además se ve en su plan de desarrollo que da prioridad a la construcción, optimización y puesta en marcha de las PTAR”, añadió Villabona. San Antonio del Tequendama de hecho se fija como objetivo la construcción de una planta de tratamiento, así como la optimización de otras dos. Además de la creación de un comité local comunitario en agua y saneamiento básico y el apoyo de cuatro proyectos ciudadanos de educación ambiental, entre otros.
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