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Lo que deben saber los pacientes de las EPS que quieren irse del sistema de salud

05 de junio de 2024



La muerte y la enfermedad dicen los refranes, son dos etapas ineludibles de la vida. La primera, a veces, antecedida de la segunda. Igual de inevitable es la posibilidad de que en estas todos nos convirtamos en usuarios del sistema de salud. Lo cual conlleva a que todos seamos potenciales y/o recurrentes pacientes, en distinto nivel de complejidad.


Así las cosas, los pacientes son los que están en medio de la crisis que vive el sector salud en Colombia, que se ve reflejada en las solicitudes de retiro en dos meses de tres EPS, que suman más de 7.550.000 afiliados: Compensar, Sura y Bolívar Salud. Compensar —que pidió liquidación total y voluntaria— fue la primera en hacerla el 5 de abril, le siguió Sura —que pidió desmonte progresivo— el 28 de mayo y el más reciente fue Bolívar Salud —que pidió su retiro voluntario total— este 5 de junio.


Ante esto, organizaciones como la Federación Colombiana de Enfermedades Raras o Pacientes Colombia han alertado que esta población es la más afectada por todos los movimientos en el sector. Más con la incertidumbre de qué pasará con los afiliados de esas EPS y adónde terminarán para continuar con sus tratamientos, pedir sus medicamentos y sacar sus citas a tiempo.


¿Adónde van los afiliados de las EPS que pidan su retiro?


Desde que existen las entidades promotoras de salud (con la Ley 100 de 1993), cada que salía una del sistema porque era liquidada (bien sea por malos manejos o quiebras), sus afiliados eran trasladados a otras en medio de un proceso liderado por el Ministerio de Salud y la Superintendencia de Salud. Sin embargo, ahora el panorama es otro. Estas tres EPS no se van liquidadas, sino que piden retirarse porque no aguantan con la carga económica de seguir garantizando la atención de sus usuarios.

 

Así mismo, salvo Salud Total (4,7 millones de afiliados), la gran mayoría de aseguradoras grandes e históricas está bajo el control del Gobierno —previa intervención forzosa para administrar—, como Nueva EPS (10,8 millones), Sanitas (5,6 millones), Famisanar (2,9 millones) y Asmet Salud (1,8 millones). Mientras que las que no están intervenidas ni pidiendo retiro tienen un número bajo de afiliados. Como es el caso de Mutual Ser (2,6 millones), Cajacopi (1,4 millones) y Capital Salud (1,1 millones). Lo cual deja abierta la pregunta: ¿tendrán la capacidad para recibir usuarios por millones?


“Realmente, a hoy es poco lo que pueden hacer los pacientes, ya que las opciones de traslado cada vez son menores y poco a poco vamos a estar quedando en un sistema administrado por el Estado, indiferentemente a la EPS en que estemos”, le dijo a EL COLOMBIANO el investigador en salud de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Giovanni Jiménez.


¿Entonces qué puede pasar con los pacientes?

 

Con este panorama, prácticamente la respuesta es esperar, tanto para los usuarios de las EPS que están pidiendo su salida del sistema, como para los de las que están intervenidas. En palabras de Jiménez, “para el caso de las EPS que se retiran voluntariamente y las liquidadas, la incertidumbre con la continuidad de la atención en especial de pacientes crónicos y de alto costo es alta” y explicó que ante esto “tendrán que reorientar sus procesos de atención en las EPS a las que sean trasladados”.


Por otro lado, explicó que en el caso de los usuarios de las EPS intervenidas “la incertidumbre no es tanta, en la medida que los interventores hagan buena gestión, pero si esto no es así, podrán padecer problemas en la atención de sus necesidades en salud”.


No obstante, para el caso de los usuarios de Compensar, Sura y Salud Bolívar tienen el margen de 65 días hábiles que tiene la Superintendencia de Salud para aprobar su retiro, así como su posterior desmonte, para seguir demandando servicios de salud, pues por ley las EPS tienen que garantizar la atención hasta el último día en que estés en el sector del aseguramiento. Y de ahí en adelante, esperar adónde los trasladan y que la transición y posterior operación no tenga traumatismos. Aun así, el investigador Jiménez anota que “la reforma a la salud se está haciendo por vía presión, acorralamiento y decreto”.


¿Por qué piden irse del sistema de salud?

 

La respuesta corta: por falta de plata. La larga: por una crisis financiera del sistema, que se tiene su origen en al menos tres aspectos. Por la insuficiencia de la Unidad de Pago por Capitación (UPC), que es la plata que las EPS deben hacer rendir para que a sus afiliados los atiendan cuando vayan al médico; por un Plan Básico de Salud (PBS) —que son todos los servicios y tecnologías en salud a los que todos tenemos derecho— que se ha incrementado con el paso de los años y se volvió una lista de mercado; y por una cuestión demográfica, que tiene que ver con el envejecimiento del país, lo cual conlleva a un incremento de la demanda de servicios de salud.


En el caso de Compensar (pidió su retiro total y voluntario) y de Sura (pidió desmonte progresivo) explicaron que esa crisis los llevó al límite financiero, que se sumó a la negativa del Gobierno de revisar la suficiencia de la UPC y de subirla para este año. Mientras que, en el comunicado de prensa que publicaron, Salud Bolívar (50.000 afiliados) no explicó las razones por las cuales pidieron su retiro voluntario total. Aun así, EL COLOMBIANO conoció que fue una medida de prevención, pues no padecían problemas financieros ni de siniestralidad (eventos presentados que son objeto de cobertura médica).


En ese sentido, la prevención giraba en torno a que, al no estar intervenidos ni con los problemas de Compensar y Sura, podrían ser potenciales receptores de la población que quedarían sin EPS si aprueban el retiro de estas. Y pasar de manejar el riesgo y la atención en salud de afiliados que se cuentan por decenas de miles a contarlos por millones es, al menos, caótico.




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