ATLÁNTICO Abril 22, 2024
Malambo se declara en calamidad pública por la socavación del río Magdalena, que se presenta desde el 2012. La comunidad pide soluciones definitivas para evitar seguir perdiendo hectáreas.
Vivir entre el miedo y la zozobra se convirtió en el “pan de cada día” de los habitantes de la vereda Caimital, jurisdicción del municipio de Malambo, debido a la situación de riesgo inminente de inundación por erosión y socavación de una parte del territorio donde arremete el río Magdalena.
Con el pasar de los años, la problemática ha venido tomando cada vez más fuerza, debido a que según las afirmaciones de la comunidad no se han realizado las acciones pertinentes que den paso a una solución definitiva. Actualmente está a punto de romperse el Jarillón en zonas críticas de los al menos 5 kilómetros de ribera.
Para los habitantes de esta vereda, que aún tienen sus esperanzas puestas en los gobiernos nacional, departamental y municipal, perder a diario gran parte de sus tierras no ha sido para nada fácil y es que tener que correr las cercas e incluso sus viviendas también ha significado un golpe para el bolsillo.
Para estas personas vivir con el caudaloso río Magdalena como si fuera un adorno más en sus patios es el riesgo mayor al que se deben enfrentar. Tan solo unos días atrás, dos personas que se desplazaban por la angosta carretera, deslizaron con todo y motocicleta a estas peligrosas aguas, una situación que no pasó a mayores gracias al actuar rápido de la comunidad.
Hace más de 40 años, Sawadi Estrada Escobar cultiva plátano, yuca y hortalizas como el sustento para sacar adelante a su numerosa familia; sin embargo, con el pasar de los años, la venta de sus cosechas ha venido en descenso debido a causa de la erosión.
“Estamos demasiado afectados porque la orilla del río nos persigue como si fuéramos sus peores enemigos. Se nos ha comido más de 50 metros de parcela y lo que nos falta ya que seguramente dentro de poco tiempo tendremos que volver a correr nuestras casas”, dijo Estrada.
El hombre contó que uno de los aspectos más lamentables es que ante la “falta de empatía” por encontrar una solución, los más afectados han sido los niños de Caimital, debido a que el colegio de esta vereda quedó solo en el recuerdo.
“El río se llevó el colegio y ahora los niños tienen que salir caminando hasta la vereda Espinal. La carretera está en muy mal estado y es por eso que es imposible que un bus escolar los recoja”, aseveró.
Estrada agregó que: “esto es durísimo para uno, porque ver que cada día se pierde las tierras y el cultivo no es fácil. El miedo es que llegue el momento en que perdamos las parcelas y no tengamos lugar a donde llegar para vivir y trabajar”.
El agricultor Dagoberto Martínez contó que hace varios años atrás le tocó tomar a su familia y buscar un nuevo futuro en la vereda Espinal debido a que el Río les arrebató sus hectáreas de tierra.
“Me tuve que mudar porque realmente la situación está muy maluca. Tener que venir de visita donde personas que antes eran nuestros vecinos es muy duro porque lo perdí todo y tocó comenzar de cero”, expresó Martínez.
Asimismo, señaló que en esta vereda a diario pasa factura la falta de oportunidades para todos los habitantes y que desplazarse o salir de esta zona es cada vez más complejo ante la falta de accesibilidad.
“Aquí el mejor medio de transporte es caminar para evitar riesgos y situaciones que lamentar. Acá viven más de 50 familias y todas las que salieron por la pérdida de los cultivos”, indicó.
A su turno, Marcos Ahumada, líder de las veredas Espinal y Caimital, destacó la preocupación que sienten en todo momento los campesinos ante la constante incertidumbre de no saber cuándo perderán por completo sus tierras a causa de la arremetida del río Magdalena.
“Esas aguas vienen comiéndose las tierras de nuestros campesinos desde hace más de 12 años. Algunos ya no tienen donde cultivar y eso es de lamentar”, relató Ahumada.
Recordó con nostalgia el caso de uno de sus tíos que fue diagnosticado con depresión y situaciones de salud debido a que tuvo que salir de sus “añoradas” hectáreas.
“A mi tío José Estrada se le perdieron muchas tierras y en la actualidad se encuentra demasiado enfermo; sin embargo, él exige visitar los pequeños pedazos que le quedó de tierras, de los cuales sus hijos continúan tratando de cosechar”, aseveró Ahumada.
Otra de las grandes problemáticas es que los compradores de las cosechas ya no están llegando debido a las condiciones del terreno, lo cual ha golpeado los bolsillos de todo los campesinos.
Los habitantes de Caimital piden “a gritos” la atención de los gobiernos para que se tomen las decisiones que ayuden a mejorar la calidad de vida de todas las familias que se niegan a abandonar su legado e historia.
Advirtieron, además, que hay un sitio específico que representa el mayor problema porque la erosión llegó hasta el borde de unos estanques que tienen una longitud de 60 metros aproximadamente, por lo que la pared podría romperse y abrir un cauce que posiblemente llegue hasta la carretera oriental.
Declaran calamidad pública
La Alcaldía de Malambo informó que recientemente fue aprobada la declaratoria de calamidad pública en el municipio ante la situación de riesgo por erosión y socavación de este sector de Caimital por cuenta del río Magdalena desde el año 2012.
Augusto Rivero, secretario de Gobierno de Malambo, señaló que se trata de un riesgo de erosión de la ribera y amenaza de rompimiento del talud e inundación de la vereda.
“Se hizo necesario declarar la calamidad pública para que, mediante la Gobernación del Atlántico, podamos gestionar ante la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres los recursos necesarios para subsanar toda esta problemática y riesgo inminente que se presenta en Caimital”, dijo Rivero.
Aseguró, además, que declarar la calamidad pública permite actuar más rápido, ante estas situaciones en las que los ciudadanos piden que el Estado intervenga de manera efectiva y “eso es lo que hemos hecho todos estos días en los que trabajamos sin descanso y de manera conjunta con otras organizaciones para enfrentar los efectos que viene ocasionando la erosión y socavación del río Magdalena en la vereda Caimital”.
De igual manera, añadió que el ente territorial desarrollará las acciones a fin de mitigar el riesgo inminente que se viene presentando en la vereda, entre las priorizadas está implementar las siguientes medidas: adecuación de vías de acceso a caminos principales y de ingreso a la vereda Caimital y sectores aledaños; limpieza de arroyos, la construcción de gaviones o dique carreteable de la ribera del río magdalena, construcción de jarillones; elaboración de proyectos productivos y agroindustriales; garantizar los servicios básicos de energía eléctrica, agua potable, alcantarillado y vivienda rural; entre otros.
Apoyo departamental
Nelson Oquendo, subsecretario de Prevención y Atención de Desastres del Atlántico, manifestó que se trata de un tema nacional; empero, la administración departamental realizó una inspección técnica en la que evidenció 5 puntos críticos a lo largo de 4 kilómetros de ribera en el municipio de Malambo.
“En articulación con la Alcaldía Municipal y la comunidad, realizaremos una intervención de mitigación para reducir los riesgos en este sector. Asimismo, en días pasados realizamos una mesa de trabajo con el Consejo Municipal de Gestión del Riesgo, órgano que mencionó que existen unos estudios que se entregarán a la Subsecretaría de Prevención y Atención de Desastres para estructurar una solicitud de intervención de fondo ante la Ungrd”, puntualizó Oquendo.
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